A lo lejos la plaza de Algeciras. Las calles tan silenciosas, tan quietas, mejor dicho fijas en el tiempo. Estoy en otro mundo. Mientras veo y escucho los primeros momentos del amanecer. A lo lejos los pajarillos cantan, su cantico hermoso me hace pensar en que ellas pronuncian tu nombre.

Volteo a contemplarte. Aun estas desnudo ahí en la cama. Trato entonces de acércame lentamente hacia ti. No llevo sandalias y camino de puntas por el viejo piso de madera. Te veo de cerca, tus ojitos cerrados y tú durmiendo plácidamente.

Ganas no me faltan de besarlo, pero prefiero no levantarlo. Me volteo y me pongo la camiseta que él usa, la cual me queda inmensamente grande. Hoy es domingo por la mañana.

El tiempo es nuestro - Pienso para mí - entonces voy a la cocina me preparo un mocaccino y busco los cigarros en la mesa de la sala. No hay vergüenza en caminar semidesnuda por la casa, no hay testigos que contemplen nuestra noche y si aún los hubiera, tú ya sabrías que todo mi ser es para ti.

Vuelvo a nuestra habitación. Prendo el cigarro mientras hago memoria de lo ocurrido ayer en la noche. Mientras cenábamos pastas que preparamos juntos al calor de la chimenea con ese delicioso vino Chenin Blanc que compramos aun viñedo de la localidad, recuerdo me decías:

- Cuando pensaba que lo tenía todo, apareciste tú…

Yo te respondo:

- Cuando no tenía nada, te encontré… o digamos tenía cosas vanas pero nada que me atrape en mente y deseo.

Nos besamos como dos locos enamorados. Me parece que no limpiamos el servicio de la cena, aún debe estar ahí en la mesa del comedor.

Te sigo contemplando, y veo que ya te vas levantando. Apago el cigarro y me volteo a ver al espejo. Me veo sexy usando tu camiseta favorita - La número 12 de los Colts de Indianápolis-. Me siento la Quarterbacks del equipo y de solo pensarlo me hace reír por un momento y luego juego al modelaje sexy frente al espejo, contorneo el cuerpo en muchas posiciones, esperando a que te levantes y que es por el espejo veo que ya abres los ojos.

En eso volteo hacia mi derecha. Un viejo mueble de madera. No recuerdo haberlo visto hace tiempo. Mi abuela siempre lo usaba, para constatar si realmente es lo que mi mente recuerda, levanto la tapa. Yo sé que muchos dirán que soy curiosa, pero mi mente no falla. Es un tocadiscos marca RCA Víctor de los años 50’s. No sabía que aún existía. Abro la puerta más pequeña del mueble y recuerdo en ese preciso instante las palabras de mi papá: Tu abuela era melómana. Reviso entonces aquellos vinilos. Muchos me gustan pero hay uno que simplemente me fascina: I Put a Spell on You de Nina Simone. Pongo el disco a sonar mientras la música comienza a invadir el cuarto y comienzo a moverme al ritmo de la música, que me lleva a mundos de psicodelia y el ritmo me hace evocar todas aquellas tardes que quise empezar de nuevo antes de encontrarte. Lo mejor es que te encontré y me muevo por la habitación y me envuelvo en las cortinas y sigo bailando, cuando veo que ya te haz levantado. Me vez entre sombras y en la habitación se escucha esta canción:

It's a new dawn

It's a new day

It's a new life

For me

And I'm feeling good

Y tú aun con tus ojos de sueños me dices sonriendo:

- No vayas tan rápido, estuve esperando tanto tiempo por este momento.

Mientras yo, sigo bailando y te respondo:

Dragonfly out in the sun you know what I mean, don't you know

Butterflies all havin' fun you know what I mean

Sleep in peace when day is done that's what I mean

And this old world is a new world

And a bold world for me

Acaso no te das cuenta que yo cada vez que entro contigo a esta habitación me siento bien. No tengo noción del tiempo, ni tengo planes cuando estoy aquí. Porque no importa el tiempo yo siento la lluvia caer en la tarde y siento como el solo tuesta nuestra piel cuando caminamos por la orilla del mar.

Conectada contigo. Conectada a la naturaleza. El gorrión se posa en el ventanal y me haces recordar:

- Las aves vienen a ti. Tú sabes cómo se sienten. Si tienen dolor vienen y buscan consuelo contigo y si están felices vuelan sobre ti adornando tu belleza, de por si natural.

Entonces me pregunto, como para cerciorarme:

- ¿Acaso será verdad que este mágico momento no tendrá final?

Y acaba la canción. Te levantas de la cama y coges el último de mis tabacos. Fumas lentamente. Te miro fijamente y pregunto:

- ¿Ya te piensas ir?

Tú agachas la mirada y mirando el piso por un tiempo meditas. Luego levantas la cabeza sin mirarme y dices:

- Todo lo bueno tiene su final. Nada es eterno. Tú sabes que siempre me voy.

Entonces te respondo con voz firme:

- Pero sé que volverás. Mi perfume impregnado en ti te acompaña hasta el próximo fin de semana.